Agustín Cartes Espinoza,

académico de la Escuela de Medicina Veterinaria

y director académico del Hospital Clínico Veterinario,

UNAB Viña del Mar.

El Síndrome del Gato Volador se refiere a un fenómeno que afecta a gatos que viven en edificios altos y que, por diversas razones, caen desde alturas superiores a dos pisos. Este síndrome provoca lesiones que pueden ser severas y afectar múltiples sistemas del cuerpo, como el sistema nervioso, respiratorio, digestivo, circulatorio y locomotor. Las caídas suelen resultar en fracturas, daño neurológico severo e incluso, en algunos casos, la muerte.

Los gatos jóvenes, caracterizados por su curiosidad natural, son los más propensos a sufrir este tipo de accidentes. Investigaciones han mostrado que los casos se concentran en gatos de entre uno y cuatro años. A menudo, las caídas ocurren desde ventanas o balcones mientras los animales persiguen presas o juegan, especialmente durante los meses más cálidos y en la noche. Aunque los gatos cuentan con el reflejo de enderezamiento que les permite girar en el aire para caer sobre sus patas, lo que reduce las lesiones en comparación con otros animales, caídas desde grandes alturas pueden causar daños importantes en el cráneo, tórax, abdomen y extremidades.

La física del fenómeno también juega un papel importante. Al caer, los cuerpos aceleran debido a la gravedad, pero la velocidad terminal de un gato es menor que la de un humano, gracias a su menor tamaño y su superficie corporal más amplia en relación con su peso. Esto les permite sobrevivir a caídas desde alturas considerables. Sin embargo, la gravedad del impacto depende tanto de la altura como de la superficie donde aterrizan. Caídas sobre concreto o superficies duras aumentan significativamente el riesgo de lesiones graves.

La prevención es, afortunadamente, sencilla. La mayoría de los incidentes ocurren cuando los gatos tienen acceso a ventanas o balcones sin protección adecuada. Para evitar caídas, es fundamental instalar mallas o redes de seguridad en las ventanas y asegurarse de que los balcones estén bien cerrados. Además, limitar el acceso de los gatos a las áreas peligrosas dentro de la casa puede reducir significativamente el riesgo.

Aunque el pronóstico de los gatos que sufren caídas de altura es generalmente favorable si reciben tratamiento médico a tiempo y de manera adecuada, con una tasa de supervivencia que supera el 90%, la prevención sigue siendo la mejor opción. Proteger el entorno donde viven nuestros gatos es clave para evitar accidentes y emergencias potencialmente mortales.

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