El uso del celular ha transformado nuestras vidas, pero ¿qué ocurre cuando nos volvemos dependientes de este dispositivo? El 76% de los chilenos admite padecer el problema, lo que genera un impacto negativo en la salud mental.

Cada vez es más común despertarse y revisar el celular antes de poner los pies en el suelo, llevarlo al baño, y no soltarlo durante el día. Este hábito es parte del día a día de miles de chilenos, pero ¿hasta qué punto es sano? El término «nomofobia» —el miedo irracional a estar sin el teléfono móvil— refleja esta dependencia que afecta no solo nuestras rutinas, sino también nuestra salud mental.

Según el reciente estudio de Nomophobia.com realizado a más de 3.000 personas de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, el 76% de los chilenos reconoce ser dependiente de su celular, y más del 20% lo valora más que a sus seres queridos. Estos datos preocupan a expertos en salud mental como Jorge Fuentes, psicólogo y director de Pranavida, quien advierte sobre las consecuencias de este fenómeno.

«El uso excesivo del smartphone puede generar problemas de ansiedad, dificultades en la concentración e incluso afectar nuestras relaciones interpersonales», explica Fuentes. «Cuando nos volvemos tan pendientes del teléfono, nuestro cerebro se acostumbra a buscar gratificación instantánea a través de las notificaciones, redes sociales o aplicaciones. Esto aumenta nuestros niveles de estrés».

Además de la ansiedad, la nomofobia puede manifestarse con síntomas como nerviosismo, irritabilidad e incluso insomnio cuando no se tiene acceso al teléfono. Para muchas personas, la sensación de desconexión genera un vacío difícil de manejar.

Consejos para reducir el impacto del smartphone en la salud mental

Jorge Fuentes comparte algunas recomendaciones para mitigar los efectos negativos del uso del smartphone:

  1. Establecer horarios libres de pantallas: «Es fundamental crear momentos del día en los que el celular no esté presente, especialmente al inicio y al final del día. Esto ayuda a evitar que el teléfono sea lo primero y lo último que vemos”
  2. Practicar el “detox digital”: Tomarse un descanso de las redes sociales o reducir el tiempo frente a la pantalla es una buena forma de reconectar con otras actividades. «Dedicar tiempo a actividades al aire libre o hobbies sin el uso del celular tiene un impacto positivo en la salud mental».
  3. Controlar las notificaciones: «La cantidad de notificaciones que recibimos puede ser abrumadora. Desactivar las que no son esenciales ayuda a disminuir el estrés y concentrarse en lo importante».
  4. Crear espacios de socialización sin tecnología: «Es clave recuperar el tiempo para estar con amigos o familiares sin interrupciones tecnológicas. Así, fomentamos relaciones más profundas y significativas».

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