Casi 300 participantes culminan su puesta a punto para el ‘raid’ más duro del mundo, en un rally con protagonismo de la sostenibilidad
La llegada del mes de octubre supone el fin de fiesta del Mundial de Rally-Raid, con su habitual última parada en el Rally de Marruecos, considerado el ‘hermano pequeño’ del Dakar, pero el exigente último banco de pruebas de los pilotos y equipos para llegar en las mejores condiciones a la carrera más dura del mundo. Y Europa Press pudo vivir desde dentro la cita que acogió el desierto africano.
270 coches inscritos dieron vida y honraron la competitividad del ‘off-road’ en un Rally de Marruecos que siempre es crucial para aquellos que quieren estar arriba en el Dakar, que llegará en enero de 2025. Del 6, cuando corrieron la prólogo, hasta este 11 de octubre, algunos de los grandes favoritos para el evento de Arabia Saudí, como el español Carlos Sainz –vigente campeón– o el catarí Nasser Al-Attiyah, o el siempre competitivo Isidre Esteve, del Repsol Toyota Rally Team, se miden en terrenos muy similares a los que se encontrarán en menos de tres meses.
El debut del ‘Matador’ con Ford, el de Cristina Gutiérrez en la categoría ‘reina’ con Dacia o la decisión del Mundial de la categoría, que finalmente coronó a Al-Attiyah, vencedor del ‘raid’ marroquí, fueron los principales alicientes de una prueba que sufrió cambios de recorrido por las lluvias torrenciales de la semana previa a la carrera. Un imprevisto que aumenta aún más ese espíritu de aventura y supervivencia que requiere esta carrera, como el preámbulo perfecto para el Dakar, ya a menos de 100 días.
Coches, motos, quads y camiones se dan cita en una carrera que comenzó el domingo con la prólogo de 25 kilómetros para dar paso a cinco duras etapas con un total de 1.512 kilómetros cronometrados –casi 2.500 en total, con los enlaces–, repartidos entre pistas de grava en el desierto, el 70 por ciento, pistas de arena y una pequeña pero muy exigente parte de dunas. Toda una aventura por el territorio marroquí que Europa Press pudo vivir en primera persona.
Con los primeros rayos de sol, el Repsol Toyota Rally Team ya ha preparado una base de operaciones en la zona de ‘shakedown’ preparada por la organización para la marca horas antes del inicio de la competición. Con temperaturas cercanas a los 30 grados y el sol pegando con fuerza, los mecánicos de Isidre Esteve y Lidia Guerrero, la fisio y esposa del catalán, ponen todo a punto junto al copiloto Txema Villalobos.
«QUIZÁ VAMOS MÁS RÁPIDO PORQUE LA GASOLINA SE HACE CON VINO Y CERVEZA»
«Lo disfruto hasta yo. Es chulo, ¿no?», expresa un sonriente Esteve, que es capaz de girar la cabeza y dirigirse a su copiloto pese a la alta velocidad. Su manejo del sistema especial para domar el Toyota solo desde el volante –dirección, acelerador y freno, con el cambio secuencial– y con la imprescindible ayuda de un cojín inteligente –desde que sufrió un accidente que le causó una lesión medular en 2007–, es hipnotizante. Ágil a la par que eficiente.
Experiencia inmersiva para sentir lo que siente un piloto en una etapa de uno de los mejores rallys del mundo. Bajar del coche con un subidón que genera adicción. Ruido, potencia, velocidad y, también, sostenibilidad de la mano de Repsol y su combustible renovable, que monta todo el equipo Toyota Gazoo Racing.